Dice la historia que siendo Presidente de la Nación, cierta vez, retirándose de
la Casa de Gobierno, vio a un Granadero que estaba haciendo su Cordón de Honor,
con no muy buen semblante.
Volvió sobre sus pasos y le preguntó si se sentía
bien. El joven Granadero, quizás con cierto temor, le dijo que estaba bien.
Illia volvió a insistir, preguntándole si realmente se sentía bien, y ante la
insistencia del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Argentinas, terminó
aceptando que estaba padeciendo un ataque de hígado. Inmediatamente Illia lo
relevó de sus funciones y lo mandó al dormitorio de tropa a que hiciera reposo.
Durante un par días el Presidente de la Nación, cuando sus deberes le daban
unos minutos de tiempo, se acercaba al dormitorio de los soldados para ver el
estado de salud del Granadero....
En la figura del Granadero (porque hizo su Servicio Militar en el RGC), el Dr.
Arturo Umberto Illia, nuestro homenaje a aquel médico pueblerino que nunca olvidó su juramento... ni aún siendo Presidente de la Nación Argentina, y a todos los médicos argentinos.
Por Alberto P. Catolino. (Fuente)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario