La libertad a los argentinos tienen su origen en los pasos dados en 1983
Por José Bielicki |
Hasta allí el largo camino de discriminaciones y
afrentas tuvo cambios y la misma sociedad fue aceptando las uniones irregulares
como normales. Las parejas buscaban legitimaciones mediante actos inválidos en
el exterior.
Su razón estaba fundada en la posición de Hipólito
Irigoyen en la segunda década del siglo pasado.
Así era, pero las instituciones sociales y la misma
sociedad, lo llevarían a la adecuación de su postura al gran líder radical.
Sanción de la Ley Divorcio |
La tarea a emprender, a mi entender, fue la
presentación de un proyecto para dar validez a las sentencias alcanzadas por el
Divorcio de la ley de 1954, número 14.394, durante la presidencia de Juan
Domingo Perón y que fuera anulada por la Revolución Libertadora, que no habían
sido notificadas, con lo cual no tenían validez.
Mi segundo paso fue un encuentro con mi amigo el
Obispo de Morón, Monseñor Justo O. Laguna en su residencia del Seminario de
Bella Vista.
Le explique detenidamente lo sucedido en los dos
debates que había estudiado, el de 1902 y el de 1932, donde se fracasó por un
duro enfrentamiento con la Iglesia.
Allí nos detuvimos al análisis de la situación
social y económica de las uniones irregulares de más de dos millones de
argentinos. Los esfuerzos de muchos en buscar matrimonios inválidos en el
exterior.
El pensamiento de Laguna, desde luego, no rompía con
su consagrada vida religiosa, pero si comprendió la gravedad del problema y el
significativo daño a tan amplio sector.
Luego de su valiente determinación me pregunta que
es lo que creo que se debe hacer. Le respondí, dos cosas: una evitar que se
repita la guerra santa como sucedió en el pasado y señalar la responsabilidad
de los legisladores para resolver los tremendos problemas de la sociedad, sin
consideraciones religiosas.
Debo hacer un gran reconocimiento a Monseñor Laguna,
que reconoció la necesidad de establecer una normativa que hiciera alcanzar la
vida normal a tantas familias.
En nuestro dialogo recordé el caso de Polonia con su
antigua ley de divorcio, anterior al comunismo, y su muy bajo índice de
aplicación.
La similitud entre la nación Polaca, una de las más
Católicas del mundo y bastante similar a la nuestra, en ese tiempo.
La Presidencia más difícil de la historia fue, sin
dudas, la de Raúl Alfonsín.
Ninguna anterior o posterior, tuvo que enfrentar situaciones de alto riesgo y
las debió llevar a buen término con valentía y lucidez, tanta que aseguró, por
primera vez en nuestra vida institucional, casi 36 años de estabilidad, sin
golpes de estado.
En las próximas votaciones premie con su voto candidatos con principios y que defiendan sus valores.
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