lunes, junio 22, 2020

HISTORIA - El debate de la ley de divorcio

 La libertad a los argentinos tienen su origen en los pasos dados en 1983
Por José Bielicki
Han pasado 36 años y es verosímil y normal que los avances en instituciones consagradas a dar libertad a los argentinos tienen su origen en la Ley 23.515, de divorcio y recuperación de la aptitud nupcial.
Hasta allí el largo camino de discriminaciones y afrentas tuvo cambios y la misma sociedad fue aceptando las uniones irregulares como normales. Las parejas buscaban legitimaciones mediante actos inválidos en el exterior.
Su razón estaba fundada en la posición de Hipólito Irigoyen en la segunda década del siglo pasado.
Así era, pero las instituciones sociales y la misma sociedad, lo llevarían a la adecuación de su postura al gran líder radical.
Sanción de la Ley Divorcio 
La tarea a emprender, a mi entender, fue la presentación de un proyecto para dar validez a las sentencias alcanzadas por el Divorcio de la ley de 1954, número 14.394, durante la presidencia de Juan Domingo Perón y que fuera anulada por la Revolución Libertadora, que no habían sido notificadas, con lo cual no tenían validez.
Mi segundo paso fue un encuentro con mi amigo el Obispo de Morón, Monseñor Justo O. Laguna en su residencia del Seminario de Bella Vista. 
Le explique detenidamente lo sucedido en los dos debates que había estudiado, el de 1902 y el de 1932, donde se fracasó por un duro enfrentamiento con la Iglesia.
Allí nos detuvimos al análisis de la situación social y económica de las uniones irregulares de más de dos millones de argentinos. Los esfuerzos de muchos en buscar matrimonios inválidos en el exterior.
El pensamiento de Laguna, desde luego, no rompía con su consagrada vida religiosa, pero si comprendió la gravedad del problema y el significativo daño a tan amplio sector.
Luego de su valiente determinación me pregunta que es lo que creo que se debe hacer. Le respondí, dos cosas: una evitar que se repita la guerra santa como sucedió en el pasado y señalar la responsabilidad de los legisladores para resolver los tremendos problemas de la sociedad, sin consideraciones religiosas.
Debo hacer un gran reconocimiento a Monseñor Laguna, que reconoció la necesidad de establecer una normativa que hiciera alcanzar la vida normal a tantas familias.
En nuestro dialogo recordé el caso de Polonia con su antigua ley de divorcio, anterior al comunismo, y su muy bajo índice de aplicación.
La similitud entre la nación Polaca, una de las más Católicas del mundo y bastante similar a la nuestra, en ese tiempo.
La Presidencia más difícil de la historia fue, sin dudas, la de Raúl Alfonsín.
Ninguna anterior o posterior, tuvo que enfrentar situaciones de alto riesgo y las debió llevar a buen término con valentía y lucidez, tanta que aseguró, por primera vez en nuestra vida institucional, casi 36 años de estabilidad, sin golpes de estado.


En las próximas votaciones premie con su voto candidatos con principios y que defiendan sus valores.

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