La "pandemia de la impunidad" se ha colado en medio del estado de excepcionalidad
Es la megalomanía de la estupidez tan distintiva del
peronismo… La estupidez y el fascismo son peores que el virus.
José “Pepe” Nun decía
algo muy lúcido: “muchos líderes
mundiales están aprovechando la
emergencia de la pandemia para darse poderes
absolutos”. A eso le llamamos tentación totalitaria, que él
describe muy fácilmente: “el líder ocupa el espacio total y desconoce
la división de poderes.”
El autoritarismo envenenó la política con decisiones
inconsultas, descalificaciones personales, insultos y odio, sin que se haya
aplicado la única vacuna probada para resolver los conflictos sin imposición: el
diálogo democrático.
Un presidente que se
inclina ante los deseos de su vicepresidenta, quien replegada en el Senado
ejecuta sus decisiones a través de su incondicional e ideologizada tropa. Como dice Charly García, “no necesita -ni quiere- a nadie alrededor.”
Tenemos un gobierno dividido que a su vez alberga un
presidente dividido.
No es un juego de palabras. Como describió Juan Llach. “Hay un
gobierno bicéfalo. Una de esas cabezas trabaja solo para sí misma”. Y a lo
mismo se dedica la mitad de la administración nacional que responde a ella. Es
decir, medio Gobierno trabaja solo con el objetivo de consagrar la impunidad de
la vicepresidenta y conquistar de forma absoluta el poder para ella y su
príncipe.
Un grado de ceguera y obediencia pocas veces visto lleva a
los funcionarios, que le responden directamente, a ver en la pandemia no un mal que se cierne
sobre la sociedad, sino una oportunidad que se debe aprovechar para bien de la
causa.
Lo más grave, es alejarse de trabajar con la
oposición y otros actores sociales para ceder a las tendencias agonales y
destructivas de la vicepresidenta. Para ella, el ejercicio del poder es inseparable
de la pulsión por antagonizar. Como los líderes populistas en sus respectivos
países, ha promovido el odio y la división entre los argentinos.
Tampoco esto debería sorprender a nadie.
Es la
consecuencia lógica del modo en que la sociedad votó en las últimas elecciones.
Es la ejecución del pacto que sellaron
el Presidente y la vice para simular un matrimonio que salvara a Cristina
Kirchner de la Justicia y le diera al kirchnerismo la posibilidad de
terminar una faena que había dejado inconclusa: colonizar las instituciones del
país para instalar una hegemonía que les garantice la eternidad. La desmesura
no se conforma con menos.
"Sin libertades somos un rebaño pastoreado por hienas".
Escohotado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario